" Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” Juan 1:12-13
Al decidir recibir a Jesús en tu corazón, que es el mensaje de invitación para tu adopción, inmediatamente se te da la “autoridad” ó “derecho legal” para ser hecho hijo de Dios. ¡Esto es maravilloso! No recibes una lista de requisitos para que logres calificar para la adopción, obtienes un certificado de autoridad expedido por el Creador mismo, que establece que ahora posees el derecho legal a ser hecho su hijo. Esta autoridad te permite ejercer tu derecho a solicitar tu transformación de humano a hijo de Dios.
Primero se nos hizo la invitación a ser adoptados en hijos de Dios. Tras la aceptación de ella, lo primero que se nos da es el DERECHO a ser hechos hijos de Dios. Este derecho TIENE que ser recibido, voluntaria, consciente y deliberadamente. Al igual que la invitación para ser adoptados no puede ser forzada sobre ti, este segundo regalo, después del regalo del perdón, te es dado para garantizar que seas tú quien va a realizar la toma de decisiones durante todo el proceso de tu transformación. Nada ha sido escatimado para proveerte de todo lo necesario para hacer de ti un hijo o hija de Dios perfecto y plenamente funcional, pero todo lo que se ha hecho y dado para este fin está sujeto a tus decisiones. ¿Recuerdas? Fuiste creado para elegir, y tus elecciones continuarán siendo el aspecto más importante de tu existencia. La elección seguirá siendo la forma en que funcionas como hijo de Dios y es una de las razones más importantes por las que Dios comienza por darte la autoridad de ser hecho un hijo suyo. Él pone en tus manos la determinación de utilizar esta autoridad y el derecho legal para que, cuando encuentres cosas dentro de ti que no van de acuerdo con ser hijo de Dios, puedas traérselas a Él haciendo uso del derecho que te dio y le solicites que use SU PODER para eliminar estas cosas de tu ser y de esa forma seas hecho su hijo.
Dios se hace responsable de todo lo que necesita ser cambiado en nosotros, sólo somos responsables de permitirle que lo haga. Tenemos que usar nuestro derecho viniendo a El y pidiéndole que cambie lo que necesita ser cambiado. Y..¿Cómo sabrás lo que necesita ser cambiado? Pues Él te lo mostrará, cada vez que algo en tu vida no funcione bien, tú vas a estar consciente de ello porque El te lo mostrará, pero tú tendrás la opción, la elección y el derecho a ser cambiado.
Como puedes ver, esta relación con Dios es totalmente diferente a lo que los humanos podríamos haber imaginado porque es una relación Padre-hijo. No es una relación pecador-deidad. En una relación padre-hijo, el padre es responsable de servir a sus hijos, de limpiarlos, de alimentarlos, protegerlos, instruirlos, corregirlos, fortalecerlos, bendecirlos, etc. Los hijos aprenden de los padres, reciben de los padres, imitan a los padres, esperan intuitivamente que los padres suplan cada una de sus necesidades y aún sus deseos. Un recién nacido no se preocupa de cómo suplir sus necesidades ¡Tiene el derecho y sabe comunicar cuando necesita algo! Los padres se apresuran a satisfacer esas necesidades. ¿Cuánto más te imaginas que Dios está ansioso de servirte como a su hijo recién nacido una vez que recibes la adopción?
Es así que llegarás a conocerlo, es así como va a convencerte de que tú eres suyo y que Él te pertenece. Es por esto que todo el proceso de tu transformación comienza por darnos a cada uno el derecho a ser hechos sus hijos. Habrá mucho que aprender y descubrir sobre esta asombrosa verdad.
Lo mejor de todo es que podemos comprobarlo. Dios tiene que demostrárnoslo a cada uno de los que nos atrevemos a creerle . ¡Tómale la palabra y utiliza el derecho que Él te ofrece!
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